Escuchaba hoy en el Discópolis de la guep, que puedes irte escuchando los programas atrasados y así te libras de la murga del free jazz de la Habana y taladros similares para ir a la sustancia de la cosa, un programa especial dedicado a Carlos Cano, el gran Carlos Cano, con ocasión del concierto recientemente recuperado de la que fue su última gira y que ahora ha tenido a bien editar su familia.
Cosas de la vida, resulta que a Cano, el granadino de Nueva York, le dio por reventársele el aneurisma un 19 de diciembre de hace doce años, que ya fue mala uva.
En el programa, aquí, han puesto algunas canciones, voz y piano, como en aquel conciertazo y gira de Raphael, que Dios nos los guarde muchos años y suenan de maravilla. Yo se lo he pedido a los Reyes, pero si se despistan, no hay problema. También se lo he pedido para sus fans.
He pegado aquí una canción con la única, con María Dolores Pradera, que también nos la guarde Dios, la amiga del alma de Cano, su mejor intérprete. Paciencia por que sale. Pero al principio, Cano, con esa cara de seminarista desganado que se gastaba el tío, la alegría de la huerta, eso también es verdad. Doce aós después, lo bien que sigue cantando.
Pena, penita.
Iba a pegarla, pero me gusta más esta otra.
miércoles, 19 de diciembre de 2012
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1 comentario:
Cantaba muy bien pero era un triste de cuidado.
La copla la bordaba.
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