Joe Strummer, alma mater de The Clash, palmó prematuramente y de algo ni sucio ni rocanrolero, un poco al estilo de los Ramones, tan cafres en la vida, pero tan sosos en en el traspaso, como si dijéramos.
En una especie de aquelarre de la MTV o algún canalillo musicaloide, parece que le homenajearon estos cuatro piezas con lo más parecido que uno imagina a un funeral vikingo pero sin pegarle fuego al drakkar.
Con el número uno, Elvis Costello, con esas lupas de vértigo, al que todos admiramos secreta y públicamente por ese pedazo de churri con quien sigue casado sobre viento y marea, en fin, ay, uf.
Con el dos, Bruce Springsteen cada década más joven aún, algo hay, no se.
Con el tres Dave Grohl, mucho mas listo, mejor músico y más desconocido.
Con el cuatro Little Steven, un poco más redondo cada día y que a mi me sigue recordando mucho a Al Pacino.
Ya digo, los vikingos.
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