sábado, 13 de noviembre de 2010

Astronáutica casera

Imaginación, unos globos, un ifón y varias toneladas de entusiasmo.
Esa es la distancia hasta las nubes, hasta los cielos, como demuestran esta cuadrilla de aventureros de lo cotidiano.
Alguna vez lo he dicho en el garito, pero por si acaso, lo repito aquí. Soy un entusiasta de Bradbury. Nuchos se piensan que fue un autor de ciencia ficción, pero se pierden que era un retratista de lo cotidiano. Su tono poético y esa rendida admiración entre hijos y padres cuando fabrican juntos un cohete o al descubrir que los marcianos son ellos.

Vedlo y disfrutad.



www.brooklynspaceprogram.org

3 comentarios:

Dulcinea dijo...

Espectacular, tanto el proceso como el resultado final.

Y las caras de los dos, al final. Que tiemble la NASA.

Nodisparenalpianista dijo...

Es que lo de menos es el proceso y el resultado. Lo mejor, las caras. Como si fuese un relato de Bradbury, Dulci.

Yo estpy por encviar mi zapatófono al espacio, que no necetita ni paracaídas, el tío, no se escacharra ni a la de tres.

Dulcinea dijo...

¿Has probado a martillazos?