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Me decía que no, que no, que no podía ser, que tenía que venir a España, que no que no joer, que hasta iba a actuar en Polonia. Que vendrían, que por fin podría ver a medio Pink Floyd en directo, que vería a la buena mitad de los Floyd, a los que no echaban a sus compañeros porque no les gustaban, a los músicos de verdad, a los que podían volverte a emocionar haciendo. A los que volvían a dejarte con la boca abierta al tocar Astronomy Domine, Arnold Layne, Echoes, siempre Echoes, casi lo mismo pero mejor treinta, cuarenta años después. Pero iba a la güep de David y no, venga Francia, tocaba Italia, yo qué se, de todo, pero aquí nada. Luego me acuerdo de cuando, tras mucho pedirle al de Kebra Disc a ver si me conseguía el disco de Wright en solitario, un día entro y me dice, oye, tengo algo... Ya no hay Floyds.