miércoles, 23 de marzo de 2011

Liz

Liz no fue tan fatal como Lauren, cuando fumaba entre detectives de mala vida.
Liz no hizo temblar como Ava a los barones deaquél Mónaco de cuchufleta o a aquellos pamploneses de boinas azules.
Liz no se contoneó como Marylin demostrando que la ley de la gravedad no es tan grave como la pintan.
Liz no tenía un apartamento de lágrimas y de desolaciçon a lo garçon.

Pero, ay los ojos de Liz. Y es que esos ojos sólo dejan impasibles a un muerto, pero muy muerto.

Es lo primero que he pillado. Los dos guapos más guapos en una peli que yo no se cómo no derrretía los tubos catódicos, aquella antigualla, no se si me explico.